Denegado el asilo a un georgiano que había sido apuñalado por su suegro

Argumentó que huía de la familia de su mujer y la de su amante. Ya le habían dicho que no en Finlandia, Holanda y Francia

Varias personas esperan en una cola para tramitar papeles de Extranjería en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche tras su reapertura. (Foto:Ricardo Rubio / Europa Press)
Varias personas esperan en una cola para tramitar papeles de Extranjería en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche tras su reapertura. (Foto:Ricardo Rubio / Europa Press)
  1. Tuvo un hijo en una relación extramatrimonial
  2. Huida a Ucrania
  3. De Turquía a Grecia en patera
  4. Le recomendaron ir a España
  5. Tres países europeos denegaron su protección
Audiencia Nacional

La Audiencia Nacional ha rechazado la petición de asilo de un georgiano que alegó haber sufrido amenazas de la familia de su mujer y la de su amante, con la que tuvo un hijo, hasta el punto que su suegro le agredió con un arma blanca.

La sentencia de la Sala de lo contencioso-Administrativo del tribunal recoge que el solicitante de asilo ya había pasado antes por Finlandia, Holanda y Francia y los tres países se lo denegaron.

Tuvo un hijo en una relación extramatrimonial

El solicitante, de 38 años, formalizó la petición de protección internacional el verano de 2019 cinco días después de llegar a España en patera.

Manifestó que estaba casado, pero que tenía una relación extramatrimonial con una chica de 18 años con la que tuvo un hijo en 2013. Cuando ambas mujeres se enteraron de que estaban siendo engañadas, las respectivas familias comenzaron a amenazarle e incluso el suegro le agredió con un arma blanca.

Huida a Ucrania

La familia de la chica con la que tuvo la relación extramatrimonial tampoco aprobó la relación e intentó denunciarlo. Sin embargo, al ser simpatizantes del partido que estaba en contra del Gobierno no les atendieron.

Además, el solicitante afirma que no le dejaban acercarse a su hijo y también le agredieron en tres ocasiones.

Debido a las amenazas por parte de las dos familias, decidió abandonar el país en 2016 hacia Ucrania, donde estuvo un año y tres meses trabajando ilegalmente como panadero.

De Turquía a Grecia en patera

El recurso de amparo señala que tras su paso por Ucrania se fue a Finlandia. Allí solicitó asilo pero no solamente se lo denegaron, sino que lo expulsaron del país.

En 2018 regresó a Georgia para luego cruzar la frontera con Turquía “de manera ilegal” con la ayuda de ciudadanos autóctonos. Desde allí, llegó en patera a Grecia y viajó hasta Bélgica, donde permaneció cinco meses trabajando.

 

Su viaje por Europa en busca de asilo continuaba. Tras su pasó por Bélgica, se fue a Holanda, país que volvió a rechazar darle el asilo. En septiembre de 2018, lo volvió a intentar en Francia, pero tampoco lo consiguió.

Le recomendaron ir a España

De hecho, estuvo a punto de ser deportado a Georgia porque le detuvieron por un delito de robo en una tienda y lo internaron dos meses y medio en la cárcel y 4 días en un Centro de Internamiento para Extranjeros.

En Francia, unos georgianos le recomendaron que se fuera para España, ya que según ellos, atendían las peticiones de asilo.

No obstante, el Ministerio del interior rechazó su solicitud, motivo por el cual el georgiano ha presentado un recurso ante la Audiencia Nacional para que revisara su caso.

Tres países europeos denegaron su protección

La Audiencia Nacional, que coincide con el Ministerio del Interior y el Abogado del Estado, argumenta que “el hecho de que tres países europeos (Finlandia, Holanda y Francia) hayan denegado la protección al solicitante, es una circunstancia que resta credibilidad a la necesidad de protección solicitada”.

Añade que estos tres países ya habrían estudiado y valorado la solicitud y que debe tomarse en consideración que lo denegaron.

Asimismo, las amenazas que alega el georgiano por parte de las familias de sus respectivas parejas no comportan una persecución conforme a la normativa de asilo o protección subsidiaria y destaca que tampoco han sido denunciadas.

Por tanto, la Sala desestima su recurso, con imposición de costas de 1.500 euros como máximo, aunque todavía puede recurrirse ante el Tribunal Supremo.

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